24/7/10

MEMORIAS DE DUG

CAPITULO 1º: MI PRIMER SERVICIO A LOS VULTURIS.-
(segunda parte)


Etiopía:

Llegué al poblado al anochecer. Conocía la gran mayoría de poblados de los Murle a ambos lados de la frontera entre Etiopía y Sudán, pero éste en particular no. Los Kitad'aí formaban un pequeño asentamiento que apenas si se relacionaban con los demás, ni tan siquiera con los de su misma tribu. Colocadas de forma estratégica para aprovechar las corrientes de aire, en la cuenca de uno de los afluentes del río Akobo, me encontré las cuatro chozas, eso serían unas cincuenta personas, tal vez sesenta. Dejé a Othar en los alrededores y me interné en el poblado, en dirección al gran árbol donde se reunían, allí hacían su vida social. Esa costumbre del resto de los Murle la seguían manteniendo. No había nadie allí. Me acerqué a una de las chozas. Al entrar me lo encontré todo patas arriba. Todo estaba desordenado, las hamacas sin descolgar, herramientas, utensilios de labranza y de la cocina tirados por el suelo, los cuencos con restos de comida de varios días sobre las mesas, el hogar apagado y frío. Todo estaba revuelto como si hubiesen salido de allí huyendo de algo.
En la segunda me encontré exactamente el mismo panomara. ¿Acaso ya había exterminado el vampiro a todo el poblado? Al salir de allí el aire me trajo restos del inconfundible olor del miedo de los humanos, a poco que lo rastreé me indicó la choza más cercana al río. Allí estarían escondidos los pocos supervivientes que quedaran. Me encaminé hacia allí, debía hablar con ellos y saber todo del vampiro. El relincho de Othar me alertó, y en el último momento pude esquivar el ataque de cuatro hombres armados con lanzas, arcos y flechas; eran cuatro guerreros, los que quedarían con vida. Levanté las manos en señal de rendición, intentando calmarlos, mientras me dirigía a ellos en olam. Afortunadamente me entendieron, no conocía más dialectos de la zona.

-¡Tranquilos! Soy amiga. Vengo a ayudaros* - no se fiaban de mí. Se miraban los unos a los otros, sin perderme de vista ni bajar sus armas. Uno de ellos, un hombre con apariencia joven, no obstante con el pelo gris, estaría al mando, se adelantó amenazándome con su lanza.
-¿Eres otro de los demonios que nos mandan los espíritus?
-No soy ningún demonio. El demonio que está matando a vustra gente es frío, y su corazón no late. Toca mi mano, oye mi corazón - le extendí mi mano hacia él - yo soy la enviada de Tammu para libraros de ese demonio. - Tenía que soltarles ese cuento chino para que confiaran en mí. Conocía algo sobre us creencias religiosas, sobre Tammu, su dios, y sobre los demonios que éste era capaz de enviarles en castigo por las más ridículas faltas de respeto a los espíritus o al mismo Tammu. Alargó su mano, temblorosa, hacia la mía, y al notarla tibia se tranquilizó un poco. Pero no bajaron las armas.
-Acompáñanos, los mayores decidirán sobre ti.

Me dejé guiar hasta la choza donde estaban escondidos. Al entrar el del pelo gris habló en un dialecto que no conocía, era de suponer que ellos tendrían un dialecto propio aparte del olam. Una de las esterillas del suelo se movió dejando al descubierto la entrada de un túnel. De él salieron los mayores, tres ancianos que conformarían el concejo del poblado. El del pelo gris les hablo en ese dialecto rápidamente, supongo que informándoles de lo que le shabía dicho. Uno de los ancianos se acercó a mí, deliberadamene arrancó varios de mis cabellos, y con sumo cuidado se los llevó a una mesa aparte, donde había varios utensilios de cocina. Tan dewscolocada me dejó aquel anciano que no me di cuenta que otro de ellos me había tomado la mano y amenazaba uno de mis dedos con un cuchillo toscamente cincelado. Justo antes de que llagara a cortar mi dedo, que no habría podido con ese primitivo cuchillo, oí un apremiante relincho de Othar. El vampiro no andaba muy lejos. Solté bruscamente mi mano de la del anciano. Los siete hombres me miraron amenazadoramente. El tercer anciano, que aún no se había movido me habló:

-Mujer, no es común que Tammu envíe una mujer de piel blanca a librarnos de un demonio. Debemos comprobar que realmente eres quien dices.
-No hay tiempo para eso. El demonio está cerca, rondando el poblado.
-Mujer, no te vamos a dejar salir ahí fuera sin saber si eres la enviada de Tammu.
-¿No veis que ese demonio bebedor de sangre os va a aniquilar si no me dejáis ir a su encuentro? - Era preciso seguirles la corriente para que pudieran asimilar todo lo acaecido, y una vez eliminado el vampiro, continuar con sus vidas.
-No sin saber si eres o no la enviada. Apresadla.

Loa cuatro guerreros, con el del pelo gris a la cabeza se me echaron encima a la vez que el vampiro irrumpía en la choza. Era tal su estado de excitación que no se percató de mi presencia y mucho menos de mi naturaleza. De un vistazo analizó la situación, ocho presas en cuestión de tres segundos estaría bien para una noche. Lo mismo dejaba a los humanos del túnel para la próxima noche. De un primer zarpazo derribó a los tres guerreros más rezagados. De un segundo zarpazo derribó a uno de los ancianos. Con el impulso llegó hasta otro de ellos mordiendo su cuello. Sabiendo de la enorme desventaja de los humanos se entretuvo alimentándose. Eso jugó a mi favor dándome tiempo a preparar la estaca con la carga nuclear. Era mi primera vez en solitario y la verdad es que improvisé mucho sobre la marcha. Del mismo modo el guerrero del pelo gris aprobechando esos segundos, ayudó al anciano que quedaba con vida a entrar el el túnel, como si eso fuera suficiente para detener a un vampiro. Cuando dejó el cuerpo sin vida, y sin sangre, del anciano caer al suelo se incorporó fijándose por primera vez en mí. Sus facciones denotaron extrañeza al ver una mujer de tez blanca en medio del poblado de los Kitad'aí. Era de la zona, tal vez de alguna tribu rival. Un neófito tomando venganza, aprobechando su nueva condición. Limpió un leve rastro de sangre en la comisura de sus labios, y cuando iba a atacarme el guerrero del pelo gris contraatacó por su espalda con su lanza. Ésta produjo un sonido metálico al chocar contra su cuerpo, mientras que la empuñadura de madera se partía. De un giro acometió el cuello del guerero, sería su segundo plato de la noche. Esa era mi oportunidad, con la estaca en la mano iba a clavársela cuando recordé la gente del túnel, no sobrevivirían a una explosión nuclear. Me acordé de los trews pasos a seguir en casos críticos de mi maestro (pensar rápido, ser ágil, y no dejarse atrapar), me planté delante de él y le hablé en olam.

-La siguiente voy a ser yo, ¿no? - Me miró con sus ojos rojos soltando el ya inerte cuerpo del guerrero - pero antes vas a tener que atraparme.

Salí corriendo de allí como alma que lleva el diablo, asegurándome que venía detrás de mí, y segura de que más pronto que tarde me atraparía y me mordería. Lo que él no sabía era que Othar corría también detrás de nosotros y apenas un par de segundos antes de que el vampiro consiguiera darme caza apareció a mi lado. Agarrándome a sus crines salté a la grupa. El vampiro había reducido la velocidad por la sorprendente aparición de Othar. Mientras, él giraba en redondo encarando al vampiro, yo encendí la mecha, y justo al pasar a su altura clavé la estaca en su pecho con todas mis fuerzas. Temí que no hubiera profundizado lo suficiente por la dureza de su cuerpo, pero el trabajo fue limpio. Un segundo después oí la detonación a mis espaldas miestras Othar corría por la llanura semidesértica, iluminada brevemente por la deflagración. A lomos de Othar no tenía miedo de nada, no hay nada más rápido que él sobre la faz de la tierra.

Volvimos al poblado. Una vez más él me esperó a las afueras, no sería conveniente que lo vieran. Entré en la choza en dirección al túnel, aprté la esterilla y les apremié para que salieran, asegurándoles que el peligro había pasado. El anciano que había puesto a salvo el guerrero del pelo gris salió seguido de una mujer, un muchacho y dos niños. Cinco pesonas habían sobrevivido. Cinco testigos que, por primera vez, me alegré de que no hubieran venido los Vulturis hasta aquí, porque ellos no dejaban testigos.
Para esta gente su poblado había sido castigado por unos espíritus malignos. No quise ni imaginar qué clase de ridícula ofensa le habrían hecho a los espíritus para recibir este castigo. El anciano decidió quemar los restos de los muertos, tal y como habían hecho con todas las víctimas del vampiro, y al día siguiente pedir asilo en una de las tribus vecinas. Aquí acabó la leyenda de los Kitad'aí, un pueblo único, muy reducido y fiel conservador de su gente y sus costumbres. Un pueblo extremadamente guerrero y territorial, superviviente de encarnizadas guerras tribales, epidemias y hambrunas; pero que no pudo sobrevivir a la saña de un vampiro vengador.

Con el servicio ya realizado, volvía a casa. Había sido fácil con la ayuda de Othar. Sin él no podría dedicarme a ésto, y en lo sucesivo él no era un mero transporte, era miembro del equipo, tan importante como yo.
Al llegar a casa me aguardaba en la puerta una sorpresa, Aro en persona, con dos de sus guardias, cómo no.

-Hola Dug. ¿Qué tal te ha ido por Etiopía?
-Si has venido a ver si he cumplido, la respuesta es sí. - Ni me paré a hablarle de frente, sencillamente entré en la cabaña. Lo único que quería era llegar a casa y descansar, mi mitad humana me reclamaba ese descanso después de cuatro largos días de viaje a lomos de un caballo vampiro.
-¿Me permites querida? - Me siguió, tendiendo su mano hacia mí para que yo le diera la mía y le mostrara lo acontecido. No me gustaba tanto crontol sobre mí, pero accedí. Quería que viera cómo fue, y que se largara de una buena vez. Le tendí mi mano y la tomó. silencio. Minutos después me soltó.
-Has dejado a cinco testigos vivos.
-Ellos no tienen ni idea de lo que les atacó.
-Un demonio mandado por un espíritu. ¿Pretendes que me crea eso?
-Con que se lo crean ellos me basta. Y que te quede bien claro una cosa Aro, yo no mato humanos, solo vampiros.

Miró a su alrededor. La cabaña parecía más un laboratorio que una cabaña perdida en mitad de la nada. Al fondo vio lo poc que tenía de hogar, un camastro, una chimenea, una mesa, una silla, unos estantes en la pared llena de cosas para humanos.

-Le das más importancia a tu lado humano que al inmortal.
-lo sabes igual que yo, lo has podido ver en mi cabeza.
-Pero para ti es la más importante. Te repugna tu naturaleza inhumana.
-Toma mi mano otra vez y verás que no es cierto. Para mí es tan importante una como la otra. y si lo piensas, en vuestra existencia pasa lo mismo. Dime, en toda vuestra magnificencia, si los humanos no existieran, vosotros tampoco. Todo vampiro fue antes un humano. Y de ellos os alimentáis.
-Cierto. - Se quedó pensativo, analizando mis palabras, con la mirada perdida en la nada. - Dejaremos a esos cinco testigos vivos, a ver cómo asimilan los hechos.
-¿Algo más Aro? Me gustaría poder descansar un rato, ya sabes, mi humanidad lo reclama.
-Nada más querida. Tan solo me queda felicitarte por el resultado. Volverás a tener noticias nuestras en cuanto haya otro altercado de éstos.
-Vale. Si me disculpas, voy a dormir un rato.

No me entretuve más con él, sencillamente me aligeré de ropa y me metí en el camastro. Othar ya asomaba la cabeza por su puerta, señal inequívoca de que estábamos echando a Aro. Se giró hacia la puerta y despareció por ella. Othar entró, y yo sencillamente me dejé acunar por los brazos de Morfeo.

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Cuenta una de las leyendas más recientes de los Murle que un espíritu errante maligno castigó a los Kitad'aí por una ofensa, enviándoles un demonio bebedor de sangre, con los ojos inyectados en la sangre de sus víctimas, de piel blanca y fría, terrorífico, despiadado, y tremendamente veloz. Tammu no vio justo ese castigo y envió una mujer de tez blanca, y cabello y ojos negros como la más oscura noche sin luna ni estrellas. Iba montada en una sombra de la noche, rápida como el relámpago. Acabó con el demonio haciendo explotar una estrella en las llanuras altas, que iluminó todo el cielo en plena noche, dejando un cráter como aviso a los espíritus y a los homres.

Hace apenas unos años viajé a Etiopía, y quise regresar al antiguo asentamiento de los kitad'aí. apenas si quedaban los restos de las chozas. La naturaleza había recuperado su espacio usurpado rápidamente. Pasé por el poblado Murle que había acogido a los supervivientes, y uno de los ancianos del concejo me relató esa leyenda, aseguando que él fue uno de los supervivientes, el último que quedaba ya con vida. tenía ante mí al último de los Kitad'aí. Sin duda era uno de los niños.

Así nacen las leyendas.

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*Me he tomado la libertad de traducir todos estos diálogos del olam al castellano, suponiendo que vosotras no los entenderíais en su versión original. De nada.

23/7/10

Muchas gracias!!


Gracias a Carol y Karlita!!
No podía esperar menos de estas chicas, la magia de su blog trasladada a este regalo!!
gracias a Adela y Mariola!!
Y tener que cumplir una años para que este par de dos suelten a uno de sus chicos!!!
Gracias a Lilyka!!
Un regalazo sorprendente, como ella y su blog, os recomiendo la historia que está publicando, es de las que enganchan!!


Agradezco con todo el cariño y sinceridad del mundo estos regalos por el día de mi cumpleaños. Son especiales, como las chicas que se han acordado de mí en este día tan señalado para mí.

Os llevo en el corazón, ¡¡GRACIAS!!

22/7/10

MEMORIAS DE DUG



Hoy, por ser un día muy especial para mí (es mi cumple) os quiero dejar este regalito. Es el primer capi de Dug. Nació de mi infinita imaginación al calor de un trabajo repetitivo que, como yo digo, te dejas el cuerpo haciendo el trabajo mientras que con la mente divagas, imaginas, sueñas, ...todo lo que tu imaginación te permita. Es un texto diferente y algo indie, raro (como yo), y escrito solo para mi entretenimiento y el tuyo (si te atreves a adentrarte en él). Y, cómo no, he de citar la procedencia de algunos personajes. Como está ambientaba bajo la influencia del mundo creado por Stephenie Meyer en su saga "Crepúsculo", inevitablemente le he cogido prestados algunos personajes. los trataré bien, o no, precisamente he cogido a "los malos". Disfrutadlo. ¡Gracias!



CAPITULO 1º: MI PRIMER SERVICIO A LOS VULTURIS.-

(primera parte)

Acabo de terminar con uno de los vampiros más sádicos con los que me he topado. Esta vez he estado cerca de no contarlo y acabar en la explosión junto a él. Pero aquí estoy, en el porche de mi hogar, observando las estrellas con una taza de un humeante te rojo en las manos, y una brisa helada con ciertos matices a humedad y cargada de electricidad que no presagia otra cosa que la inminente llegada de un buen temporal. Lo normal por aquí en esta época del año. Othar acaba de irse a por su cena. Siempre caza solo, no es seguro para mí estar cerca de él cuando se pone a esos menesteres. Pero lo he visto en alguna que otra ocasión en acción y es algo indescriptible.
Le doy un sorbito al te, haciendo ruido al sorber, tal y como me decía siempre Andreas que no hiciera. Yo ya tengo la costumbre de hacerlo adrede.
Apoyada en uno de los postes que sujetan el porche miro entre la espesura de los árboles y de la oscuridad, intentando ver más allá de todo eso. Llevo tres servicios en menos de una semana, no me extrañaría que de un momento a otro apareciera por aquí algún guardia de los Vulturis para mandarme a otro.
Y mira que les he dicho infinidad de veces que tengo un móvil y la suficiente cobertura, me pueden llamar e incluso mandar cualquier tipo de información a través de internet. Pero nada, ellos siguen presentándose en mi hogar, sin avisar, para darme el recadito. Felix ya me ha advertido que les gusta hacer los trabajos prsonalmente,... por eso me mandan a mí a eliminar la basura que ellos no pueden. En fin, de Volterra hasta aquí hay un buen trecho. Como vengan en coche no van a ganar para gasolina. Yo, para moverme en distancias largas no tengo ese problema, mi "coche" personal va con sangre, no con gasolina. Pobre Othar, tantas veces que me ha salvado la vida, y yo aquí tratándolo como a un simple vehículo.
Me vienen a la mente los recuerdos de Tunguska. Los recuerdo con gran dolor, fue cuando perdí a mi maestro. Aquella vez estuvo cerca, pero en el último momento apareció para salvarme una vez más rescatándome del río y llevándome lejos de Felix y Santiago. Nada menos que en ua cueva de los Urales me escondió.


En algún lugar de los Montes Urales, julio de 1908:

Othar y yo nos quedamos en la cueva un par de semanas más, dándole tiempo a mi organismo para que sanara. Quería volver a nuestro hogar, pero quería estar en condiciones para ello. No sabía lo que nos podríamos encontrar allí. No me fiaba de nadie, y menos de los Vulturis por mucho que Aro me hubiera dado su palabra. Recogeríamos todo el equipo y nos mudaríamos. Iba a seguir con el trabajo de Andreas, pero no por el trato con Aro, sino por Andreas, se lo merecía. Para él era un sueño todas las posibilidades de aquella energía que había descubierto. Y concretamente de momento la quería aplicar a la eliminación de un vampiro y su cuerpo con una sola explosión, sin tener que separar su cabeza y extremidades del tronco y tener que quemarlo todo. Aunque lo difícil en este caso sería poder meter la carga en el cuerpo del vampiro y hacerla explotar. Difícil pero no imposible. Enseguida se dio cuenta que era un arma de doble filo, y siempre andaba lamentándose del día que los humanos la descubrieran en todo su esplendor. Podrían destruir el planeta entero en cuestión de segundos. Ahora, ya metidos en el siglo XXI, me alegro de que no llegara a ver uno de esos monstruos en acción en una ciudad de miles de habitantes. Así acabó Estados Unidos ganando la Segunda Guerra Mundial, con las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Ver los efectos devastadores, que hoy en día siguen pagando los descendientes de los supervivientes de la manera más cruel (llevan esa impronta en sus genes, e irremediablemente la van heredando generación tras generación) te da qué pensar.

Al llegar a casa no noté nada raro, ni fuera de su lugar. Esta estaba cerca de Omsk. Andreas tenía pensamientos de trasladarnos más al sur, cerca del Tïbet. Allí tenía varios conocidos que nos ayudarían a instalarnos. Sin Andreas el traslado iba a ser una ardua tarea, pero tenía que moverme de allí, cuanto antes mejor. En un par de días recogí lo imprescindible cargándolo en una carreta, sobre todo todos los rabajos y estudios de Andreas. A Othar no le gustaba hacer de bestia de carga, pero no nos quedaba otra.
Nos instlamos en la remota región de Xinjiang, en la cara norte de los Montes Kunlun. Por su altitud e inaccesibilidad era una zona de poco tránsito, ideal para nosotros. En un recódito valle atravesado por un riachuelo encontramos una vieja y amplia cabaña de madera abandonada. Constaba de una única habitación con una chimenea en uno de sus rincones. En total no serían más de cien metros cuadrados.
La fauna autóctona le proporcionaría a othar su alimento. Era desgarrador ver a un caballo dar caza a un oso como si de una mariposa se ratase, desgarrar su cuello y tomar su sangre. Yo seguiría con mi dieta humana, no quería entrar en el círculo vicioso de la sangre. No quería asemejarme a mis enemigos en sus hábitos alimenticios. Othar estaba feliz con el cambio, allí podía campar a sus anchas prácticamente por todos los montes, incluido el Karakorum. Por su condición se podía permitir el lujo de coronar todas sus cumbres de una sola carrera.
Yo me dediqué a ponerme al día con los estudios de Andreas en cuanto lo tuvimos todo organizado. Si bien tenía de reserva unas doce cargas nucleares listas par aser utilizadas, llegaría el día que necesitaría hacerlas yo misma. Tenía todas las anotaciones de Andreas, y tenía una dirección en Katmandú para ponerme en contacto con un conocido suyo que, llegado el momento podría ayudarme.

Pocas semanas después de instalarnos aparecieron por el lugar Demetri y Felix con el primer encargo de Aro. Dormía después de una larga jornada jugando con mercurio cuando Othar me despertó inquieto. Tiene una peculiar forma de despertarme que seguro que si pudiera, se reiría cada vez que lo hace. Le encanta pasar su fría y ásper lengua por la planta de mis pies. Los gritos que le doy tipo "¡Mierda Othar! ¡Joder qué asco!" y lindezas de ese tipo le alegran el día. Pero aquel día no me despertó así. con su hocico me golpeó varias veces en el hombro, y al abrir los ojos me señaló la puerta al tiempo que alguien la golpeaba con los nudillos. El olor de mis visitantes me alertó de quienes eran. Pero viendo que hacían uso de sus modales supuse que venían por alguna orden de Aro. Tal ves el primer encargo que éste quería hacerme. Salté de la cama y meintras me dirigía a la puerta me alisé el pelo con las manos. Les abrí la puerta (era un detallazo por su parte que no entraran por la fuerza, rompiéndolo todo a su paso) y los saludé de la manera más coloquial, aunque mordaz, que pude, se suponía que ahora mismo trabajábamos en el mismo bando.

-¡Hola chicos! ¿En qué os puedo ayudar? Pero pasad pasad, no os quedéis ahí afuera. -Mejor sal tú. No me gusta estar en la misma habitación encerrado con tu alimaña. -Othar sal. No te preocupes, estaré bien.

Me miró, en sus ojos vi disconformidad, pero saldría. los miró con semblante amenazador, a la vez que resopló para darle solidez a la amenaza. volvió a mirarme, esta vez transmitiéndome que estaría expectante, y salió por su puerta, una puerta especial para él que daba a la parte trasera de la cabaña. Él podía entrar y salir de ella cada vez que quisiera.

-Ya podéis pasar. yo no voy a salir ahí fuera con el frío que hace.

Se lo pensaron para entrar, pero al final cedieron. nos quedamos los tres de pie, frente a frente. Yo apenas si les llegaría a la altura del pecho, no ya por ser ellos muy altos, en especial el gigante de Felix, sino porque apenas si llego al 1'55m. Fue Demetri el que habló, Felix permaneció en un segundo plano observándolo todo, sin perder una sola palabra de la conversación, y sin perderme de vista a mí.

-Aro nos ha pedido que te entreguemos ésto. es todo lo que necesitas saber del vampiro que está aniquilando un poblado en Etiopía, mientras va dejando vivos a los testigos. -¿En Etiopía? -Sí. Sabes dónde está ¿no? -He estado varias veces allí con mi maestro. Conozco el terreno. -Eso ha dicho Aro, no te será difícil la tarea. -Trae acá el sobre que le eche un vistazo. -Al final has acabado trabajando para nosotros. -No te confundas Demetri, sabes por qué lo hago. -Sí, lo sé, estaba presente cuando cerraste el trato con Aro. -Pues sí, he acabado eliminando la escoria que vosotros no sois capaces de limpiar. -Nosotros en Etiopía desentonaríamos un poco, con ese sol y nuestras capas. Lo entiendes, ¿no? -claro que sí. -¿Cuánto tardarás en llegar? -A lo sumo dos días. Saldremos esta tarde. Atajaremos por el estrecho de Ormuz y por el de Bab-al-mandab. -¿No me digas que la alimaña también nada? -Mejor que tú. -Cuando termines el servicio háznoslo saber, y asegúrate que todo vuelva a la normalidad allí. -¡A la orden señor!

Le dio un golpecito a Felix en el hombro para que lo siguiera, y éste hablando por vez primera le dijo que se adelantara. Nada más salir Demetri por la puerta sentí la presión de la manaza de Felix en mi cuello mientras que estampaba con violencia mi cuerpo contra la pared. Acercó su cara a la mía y casi en un susurro me dijo:

-Tenemos un asunto pendiente tú y yo Dug. Sé que por muchos siglos que pasen llegará el día que pueda clavar mis dientes en tu asqueroso cuello y sacarte hasta la última gota de sangre. De mí no se ríe nadie, y menos una maldita mezcla de humana y vampiro. Avisada estás.

Apretó su mano un poco más para dejarme bien claro que no hablaba en broma justo antes de soltarme. Caí al suelo intentando recobrar el aliento, y antes de que saliera de la cabaña, poniéndome en pie logré decirle:
-Cumple tu amenaza antes de que cumpla yo mi promesa de acabar con los vampiros que mataron a mi maestro, porque después no podrás.

Cruzaba el umbral al oír mis palabras. Se paró un escaso segundo antes de salir, no dijo nada, no se giró. De reojo vi a Othar entrar por su puerta, su mirada interrogante me sacó de mis pensamientos de promesas y venganzas. Le enseñé el sobre quitándole importancia al asunto, no quería que fuese detrás de ellos, porque sé que lo haría en cuanto se lo pidiera. Les tenía más ganas incluso que yo.
...



Mañana lo terminaré, o a lo sumo el sábado. Si tenéis un minutillo más dejarme vuestras impresiones. ¡¡Gracias!!

21/7/10

Día de la amistad


¡¡Gracias a las chicas de a different world por este premio, por el detalle de acordarse de mí, y por mantenernos informadas de muuuchas cosas de las que nos interesan!!

17/7/10

Deseo Eterno

Gracias a las chicas de Sokaly (Ade y Mariola) por este florido premio. Es una preciosidad.

11/7/10

Tu blog me hace soñar

Reglas:
1º: Agradecer a quien te lo otorga:
-Se lo agradezco de corazón a las chicas de Sokaly. Cada día me sorprenden más, son geniales!!
2º: Qué te gusta de su blog:
-Ante todo me gusta la calidad humana que desprende el blog, fruto sin duda de las personalidades de Mariola y Ade, sus dueñas y señoras. El blog tiene una imagen impecable, siempre aderezada con sus vecinos, o primos, o amigos, o lo que sean; lo importante es que ahí están esos cuerpos esculturales con los que nos hacen soñar. Y también nos hacen soñar con sus historias, redactadas con una prosa exquisita, la verdad es que da gusto leerlas.
3º: Dar a 5 blogs:
-Al blog de Rochie
-Al de Lucía
-Al de Lylika
-Al de Bonnie (esperando que reaparezca)
-Y se lo devuelvo a Adela y Mariola, su blog sí es de los que nos hacen soñar de una manera u otra.

8/7/10

¡HAGAN SUS APUESTAS! España VS Holanda


¡LA ROJA HACIENDO HISTORIA!
No creo que haya nadie en toda España ya que no sepa que el próximo domingo a las 8.30 de la tarde jugamos contra Holanda la final del Mundial de Sudáfrica.
Os propongo algo tan simple como predecir el resultado.
El premio no es otro que la satisfacción de haberlo acertado, sobre todo si gana España.

Así que ¡hagan sus apuestas!

NO AL PLAGIO/BLOG SIEMPRE PRESENTE




Este par de premios (¡OJO! van por separado pero yo los he puesto en la misma entrada) me lo otorgan un par de chicas que no le temen a nada, y que son un ejemplo a seguir. Aparte de que escriben de muerte, y tienen un elenco de chicos a su servicio también de muerte. No hace falta decir que son Ade y Mariola, de Sokaly.

Se los otorgo con todas las de la ley a:
-Rochie
-Lucía
-Lylika

UN BLOG MUY DULCE


Este espectacular premio me lo otorga, yo sé que con mucho cariño, Rochie de http://rohayhuetereichupekuera.blogspot.com/
¡Muchas gracias!

Las reglas, aparte de agradecer a quien te lo da, es darlo a cinco blogs con dulzura:
-A Lucía de mi mundo de locuras.
-A Lylika de amor en lila.
-A Bonnie, esperando que reaparezca.
-A la chicas de Sokaly, veo que el premio es obra de ellas, seguro que les hace gracia recuperarlo.
-A Rochie, se lo devuelvo porque su blog es pura dulzura.

UN BLOG CON CORAZÓN

Este fantástico premio es obra de Lucía, de http://mimundolelocuras.blogspot.com/
su blog sí que tiene corazón, como la dueña. ¡Gracias!

Reglas del premio:
1º-Agradecer a quien te lo dio:
¡Gracias Lucía!

2º-Tres cosas que te hagan feliz:
-Mi familia.
-Seguir viva, contra viento y marea.
-El trabajo bien hecho.

3º-Tres cosas que te molesten:
-La gente sin un mínimo de educación (no cuesta tanto cuando llegas a un sitio, decir un simple "hola").
-Los días húmedos y calurosos, como hoy.
-La prepotencia de algunas personas.

-Otorgar el premio a tres blogs:
-A Rochie de Rohayhu.
-A lylika de Amor en lila.
-A mi Bonnie, a la espera de que reaparezca.

5/7/10

Hojas al viento

Este bonito premio, con arcoiris incluido, me lo concede Rochie de http://rohayhuetereichupekuera.blogspot.com/ un estupendo blog cuyo protagonista indiscutible es Edward Cullen, tiene unas magníficas historias.

Las reglas del premio son:

7 cosas que te hagan feliz:
- Mi familia, en especial mis sobrin@s.
- Mis perros.
- El aire acondicionado.
- Un buen libro.
- Una buena canción.
- Acabar mi jornada laboral (12 horas diarias está bien noooo?)
- Ver salir el sol día tras día.

Entregar el premio a 7 blogs:
- El rincón de Bonnie
- Sokaly
- A different world for girls
- Mundo inmortal
- Mi mundo de locuras
- Hada lylika amor en lila
- Laurita cuore