Isaac Peral, el genio frustrado
Tesón, perseverancia, celo profesional, audacia, acendrado patriotismo, firmeza y amor por su profesión fueron las principales características de este marino de guerra, hijo y nieto de marinos, nacido en Cartagena el 1 de junio de 1851. Isaac Peral y Caballeroingresó con apenas 14 años en el muy exigente Cuerpo General de la Armada, al que se reserva el mando de los buques de la flota.
El Cuerpo poseía una sección de notables científicos desde que, en 1783, Antonio Valdés creara la Academia de Ampliación de Estudios con el objeto de proporcionar a la Armada hombres de elevada cualificación que asegurasen el progreso técnico de la navegación y el conocimiento para comprender y someter a un medio tan hostil como el mar. A este fin se reservaban los oficiales más competentes de cada promoción, lo que explica, que incluso en pleno siglo XIX, cuando España, por la ceguera de las distintas facciones políticas que la gobernaron, dio la espalda al progreso científico, la Marina mantuviera un plantel de gran prestigio entre los que sobresalen, además de Peral, otros inventores como González Hontoria, Bustamante o Fernández de Villaamil y especialistas muy notables como Díez Pérez-Muñoz, Pujazón, Viniegra...
Isaac Peral.
Tras una veintena de años dedicados a la acción, en los quePeral transitó por todos los mares y océanos en todas las embarcaciones de la época(buques de vapor, de vela, de madera, blindados, protegidos y sin proteger) y en los que no faltaron meritorios hechos de armas, Isaac Peral es reclamado por el Director del Observatorio de la Marina y de la Academia de Ampliación de Estudios para que se hiciera cargo de las cátedras de física, química y alemán. El 1 de enero de 1883 recibe el nombramiento definitivo.
La Armada y el Ejército llevaban años de oscura y abnegada lucha en los confines de lo que quedaba del Imperio. Con cada vez menos recursos, por la cicatera y negligente política de los sucesivos gobiernos liberal-burgueses que asolaron España en la segunda mitad del XIX, se batían con singular eficacia, a base de grandes dosis de valor y profesionalidad, contra la insurgencia cubana, el filibusterismo amparado desde Washington y los permanentes ataques de la piratería malaya.
En estas campañas la Marina se distinguió hasta el punto de que EEUU, con infinitos mayores recursos, nunca obtuvo los éxitos de la Armada en la durísima lucha contra los piratas joloanos, en la que tenían que hacer frente a los primeros ataques de terroristas suicidas, llamados entonces 'juramentados' (antecedente de los yihadistas actuales).