Desde el exilio

¡Hola!
Como muy bien sabeis, desde hace unas semanas estoy sin internet. Se me rompió mi torre, y en vez de repararla una vez más (tiene diez años, y la verdad es que estaba pidiendo la jubilación a gritos), opté por comprarme un portátil. Y ya que me he renovado el equipo, también he querido renovar mi conexión de internet. Pero eso no ha sido tan fácil porque vivo en el campo. Así que estoy esperando a ver si a la compañía donde la he contratado le da la gana de ponérmelo (cuestiones burocráticas, si por mí fuera ya me habría buscado otra, pero ya ha entrado en el juego mi empresa, y otros factores, y no es tan fácil)
Espero que esta situación cambie pronto. Pero de momento es lo que hay. Ahora voy a casa de mis hermanas mendigando unos minutillos para poder ver el correo y demás cosillas de la empresa. Y como comprenderéis, no puedo pararme a leer o a escribir en los blogs que sigo.
Os echo mucho de menos, no solo las historias que sigo, sino a la parte humana que hay detrás de cada una de ellas, detrás de cada blog.
Ahora lleno mis horas sin internet con lo que hacía antes, he vuelto a leer los libros que había dejado aparcados (tal vez un día de estos os haga algunas reseñas, aunque he de advertir que lo que yo leo no es lo que soléis recomendar por vuestros blogs), y sobre todo quienes más agradecen mi falta de internet son mis perros, pues he vuelto a sacarlos a pasear por el campo. E incluso he recuperado alguna que otra vieja afición más.

En fin, espero volver pronto, echo de menos este mundillo.