Microrrelatos espontáneos:
Aprieta el gatillo:
Era tanta la desesperación que no calibró el alcance de
sus actos, simplemente apretó el gatillo. Un sonido grotesco se oyó entre sus
manos, y el animal luchó con sus uñas para librarse del abrazo mortal al que la
odiosa niña lo sometía.
–¡¡Mamiiii!! ¡Yo quero el atito!
–Te he dicho mil veces que bastantes animales tenemos
ya en casa con tu padre –risas comprometidas de la dependienta de la tienda de
animales, intentando recuperar el cachorro de las manos de la cría–. Así que
suelta el gato ahora mismo y vámonos, que va a empezar el Duque y yo con los
platos aún sin fregar.
2 comentarios:
Jo, qué pena se haya acabado, estaba oyendo ya el sonido de las costillas crujir y todo..
jajajaja, ya estamos por aquí con este blog, ¿y este relato es espontáneo? molaaaa. Un besazo.
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